Las nuevas tecnologías en el sector agroalimentario
Manuel Rejón López. Economista Colegiado

En todos los sectores de la economía estamos obligados a mantenernos actualizados para poder hacer nuestro trabajo más productivo. Los economistas sin duda alguna estamos afrontando estos retos día a día. Hoy me quería referir al sector agroalimentario en Granada, que cuenta con un arraigo económico y social que merece nuestra consideración. Si bien la producción del sector tiene una calidad contrastada y demostrada, quizá hay aspectos mejorables vinculados a las nuevas tecnologías, que no son excesivamente costosos y que pueden poner a nuestras empresas al menos al mismo nivel que las de otros sectores.

Una empresa agroalimentaria tiene muchas batallas por luchar día a día. El mantener y mejorar el producto es la principal, como base del negocio de la empresa. Para producir bien, tenemos que rodearnos de una adecuada logística de aprovisionamiento y de servicio al cliente. Sin ella, nuestras ventajas competitivas se diluyen, en esta era económica de la inmediatez. La conexión de la producción con la logística y las tareas administrativas se pueden lograr con herramientas integradas (por ejemplo, ERP), pero siempre que se utilicen a pleno rendimiento, ojo.

Pero me gustaría centrarme en aquellos aspectos vinculados con la digitalización y el marketing digital, a los cuales no se les presta demasiada atención, y son la ventana de nuestras empresas al mundo. En lo relativo a la digitalización, podemos decir que las empresas agroalimentarias tienen un nivel inferior a la media de las empresas nacionales, de forma que se evidencia cierto retardo en este aspecto. También es cierto que esa homogeneidad es distinta a nivel de subsectores. Por ejemplo, los subsectores oleícola, vitivinícola, lácteo y también cárnico tienen un nivel de digitalización superior al resto de subsectores agroalimentarios, incluso en algunos aspectos por encima de la media de las empresas.

Siguiendo con la digitalización, es determinante la dimensión de la empresa en el proceso de digitalización, de forma que las mayores presentan una mejor página web, así como presencia en internet y servicios web que se ofrecen. Lo que ocurre es que, hoy, ya es relativamente sencillo mejorar al menos la mejora de la presencia en internet y la página web, con independencia del tamaño de la firma, ya se realice de forma interna o externalizada.
Para concluir, la disrupción digital es significativamente importante en la gestión y una pértiga para impulsar la competitividad y desarrollo de la firma. El sector agroalimentario debe hacer un esfuerzo mayor para situarse en al menos el término medio de las empresas, puesto que no hay motivo para estar por detrás, y nos permitirá ser más competitivos. No perdamos tampoco de vista la digitalización de la cadena de valor o los retos de la integración de las nuevas tecnologías, entre otros. De su capacidad de adaptación y aceleración del proceso de digitalización dependerá en buena parte su desarrollo futuro.

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