¿Se arregla la situación solo con austeridad?

En los años gloriosos, todos los que quisimos comprar una casa lo hicimos, pero a base de endeudarnos con los bancos y nuestros bancos se endeudaron, a su vez,  con otros. Eran años en lo que todo el mundo económico hablaba de la magia de los mercados financieros porque permitían que los capitales circularan libremente por el mundo poniéndolos  a disposición de los que quisiéramos invertir. Nadie se atrevía a tocarlos ni regularlos, aunque hubo algún economista como Minsky que alertó de la excesiva acumulación de deuda en relación a los activos y lo tacharon poco menos que de loco (hoy en día lo están releyendo muchos, desgraciadamente). Esta situación ha producido una deuda enorme de la economía española en su conjunto. Mientras España crecía por encima del 3% y tenía tasas de paro relativamente bajas, los acreedores permanecían relativamente tranquilos pero cuando España entró en recesión (disminución de la producción total del país) y el desempleo se disparó, nació el pánico en los acreedores, y cuando el pánico entra en la economía todo lo que ocurre es malo, especialmente si los gobernantes también entran en pánico.

En la situación descrita, todo el que tiene un activo contra España (un crédito) está deseando  venderlo  y cuando hay mucha oferta y poca demanda el precio baja, es decir, aumenta la diferencia entre el precio del activo y el dinero que devolverán por él al vencimiento. Por tanto, cada vez que aumenta la prima de riesgo, quien sufre el perjuicio inmediato no es España, sino el poseedor del activo, o sea, el acreedor. El problema surge cuando España emite una nueva emisión de bonos ya que el inversor no estará dispuesto a pagar por el activo de nueva creación más de lo que le cuesta uno de ellos en el mercado secundario.

En estas situaciones de pánico todo el mundo trata de reducir su deuda, muchos de los que tienen activos tratan de liquidarlos para pagar la deuda, también se disminuye el gasto, por lo que disminuye la demanda de bienes y  servicios, pudiendo provocar una situación de deflación lo que hace que aumente el poder adquisitivo de la moneda y esto provoca que la deuda real aumente a pesar de haber disminuido la deuda en euros. Este planteamiento ya lo formuló Irving Fisher en 1933.

Según Krugman (Premio Nobel de Economía en 2008) el problema actual no es un problema financiero sino un problema de demanda y esto sólo se resuelve con políticas expansivas. De la Gran Depresión sólo se salió cuando los Estados comenzaron a gastar dinero a causa de la Segunda Guerra Mundial. Si el Premio Nobel lleva razón, Europa y  España están haciendo lo contrario de lo que debían de hacer y el casino (nombre con el que Keynnes nombraba a los mercados de valores) estarán dirigiendo la política económica del viejo continente.

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