Pobre Granada pobre

Intentan hacer creer a la ciudadanía que la suya es la única política económica posible; que no hay alternativas; que no hay lugar para el pluralismo; que buscan la eficacia y el crecimiento y que no es posible abordar los problemas de desigualdad o exclusión social hasta tanto no se consigan esos objetivos…  Presentan los sacrificios que debe hacer la ciudadanía como el “precio que hay que pagar”,  buscando la resignación de la gente, cuando no el miedo paralizante. 

Quieren que estemos calladitos, como muertos en vida, mientras nos roban la cartera y nos despojan de derechos, uno a uno; mientras desmantelan nuestro modelo social y de convivencia, convirtiendo los servicios públicos en un negocio, eliminando la protección social y haciendo pagar a los ciudadanos la factura de los excesos del sistema financiero. 

Al parecer, no es momento de ocuparse de los problemas de los ciudadanos. Los que no tienen empleo, los que pierden su vivienda, los que tienen que cerrar su negocio, los que no llegan a fin de mes, los que se ven obligados a emigrar, los que tienen que dejar de estudiar por falta de recursos, los que ya no se medican porque tienen que decidir entre comer o repagar medicamentos…  todos esos ciudadanos tienen que esperar a que se saneen las cuentas de las entidades financieras, baje la prima de riesgo, se recupere la bolsa y se equilibren las cuentas públicas. Están dispuestos a arruinar el país si hace falta. De hecho, las últimas recetas aprobadas por el rodillo del PP van a servir, si no lo impedimos, para acelerar la recesión económica y la destrucción de empleo. 

Es lamentable que ante una situación tan grave, el Gobierno no esté dispuesto a dialogar con la oposición. Y lo es más aún, que se escude en su mayoría absoluta eludiendo responsabilidades institucionales y democráticas, despreciando el autogobierno de las CCAA y la autonomía local y evitando dar la cara para explicar su programa de gobierno, el que ocultó en las elecciones del 20-N. Con sus recetas, en Granada, la actividad económica y el empleo sufrirán un mazazo del que será difícil reponerse.  Sólo la eliminación de la paga extra de diciembre a los empleados públicos supone, según estimaciones de UGT Granada, detraer 90 millones de euros de la economía local. Una medida que, junto a la gran subida de IVA, afectará muy especialmente a nuestro sector servicios y más concretamente al comercio, la restauración y la cultura y que se saldará con más cierre de negocios y más despidos.  

El recorte de las prestaciones por desempleo incrementará las bolsas de pobreza y de exclusión social. En definitiva, cuando acabe la legislatura Granada será en torno a un 35 por ciento más pobre de lo que era en 2008. ¿Cómo es posible que la patronal granadina siga aplaudiendo la política económica del gobierno? ¿Por qué no reniegan del fundamentalismo neoliberal? ¿Por qué no se suben al carro de la reactivación económica y la creación de empleo?

El 19-J, jóvenes, dependientes, cuidadores, parados, trabajadores en activo, jubilados, autónomos, pequeños empresarios… damnificados y damnificadas por los recortes del  gobierno central, exigimos en las calles de Granada otra política económica y respeto para nuestro autogobierno, porque estamos convencidos de que sí hay alternativas.

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