“La empresa granadina está lastrada por decisiones políticas muy poco acertadas”
Reelegido al frente de la CGE el pasado mes de mayo, considera que la situación de las empresas y de la economía del país es muy complicada pese a los “mensajes triunfalistas del Gobierno”

Gerardo Cuerva fue reelegido, por aclamación de la asamblea, como presidente de la Confederación Granadina de Empresarios para un nuevo mandato de cuatro años. El mensaje que lanzó a los asistentes fue muy claro: las empresas de esta provincia y sus representantes tienen que aportar todo lo que puedan al desarrollo económico de Granada, para contribuir a un mejor futuro de todos sus habitantes. En la entrevista concedida a GRANADA ECONÓMICA, el máximo responsable de la patronal granadina no rehuye ninguna cuestión y deja varios avisos a navegantes, porque le preocupa la coyuntura difícil por la que atraviesan muchas empresas y también la propia economía nacional. Por ello, afirma sin medias tintas que escucha “mensajes triunfalistas por parte del Gobierno que dan a entender que ya hemos dejado atrás la crisis y no es cierto”. En esta misma línea, echa en cara al Ejecutivo que no afronte medidas de calado para combatir las debilidades estructurales de nuestra economía. En un terreno más doméstico, asegura que la CGE va a seguir dando la batalla para recuperar las conexiones de tren y avión perdidas durante la pandemia.

Los empresarios granadinos le reeligieron recientemente como presidente para un nuevo mandato. ¿Cómo valora el gran apoyo recibido? ¿Cuáles son sus objetivos para estos próximos cuatro años?

Qué puedo decir. Es un orgullo enorme que mis compañeros sigan confiando en mí para estar al frente de la Confederación Granadina de Empresarios. Me lo he pensado mucho, le he dado muchas vueltas… Creo que era el momento de dar el relevo, pero mi junta directiva me pidió que siguiera y, por responsabilidad, decidí dar el paso y continuar pilotando este proyecto. Creo que puedo seguir aportando a Granada, tanto desde aquí como desde CEPYME en Madrid. Pero, sinceramente, creo que Granada no necesita a Gerardo Cuerva. Esta provincia necesita un tejido empresarial sólido y unido en un proyecto común, pero con dos motores: la CGE y la Cámara de Comercio. Esa es una de mis prioridades para este nuevo mandato. La otra, lograr que las instituciones empresariales sean más proactivas. Que denuncien, critiquen… Pero que también aporten. Ya lo estamos haciendo, pero tenemos que implicarnos más en el desarrollo de proyectos de futuro para la provincia.

Su candidatura, de consenso, supone la renovación de nueve de los trece miembros del comité ejecutivo. ¿Qué mensaje ha querido lanzar con estos cambios en el organigrama de la CGE?

Bueno, como le he comentado antes, creo que las organizaciones también tienen que renovarse y dejar sitio a personas e ideas nuevas. Dicho esto, agradezco a todos y cada uno de los empresarios y empresarias que han formado parte de mis equipos que hayan dedicado parte de su tiempo, a costa de sus empresas y de sus familias, a la Confederación. En la CGE hemos contado, y tras la renovación seguimos contando, con grandes empresarios dispuestos a trabajar por Granada sin recibir nada a cambio. Estoy convencido de que tenemos en nuestras filas a los futuros líderes del tejido empresarial de Granada.

Las comisiones de trabajo pasan de siete a quince. Es obvio que pretende diversificar más su trabajo. ¿Este planteamiento se ajusta más a las necesidades empresariales del día a día?

Esta reconfiguración va en línea con ese proyecto empresarial único del que le hablaba antes. Desde la Confederación Granadina de Empresarios trabajamos codo con codo con la Cámara de Granada, y nuestra idea es que a partir de ahora las dos entidades contemos con las mismas comisiones para que puedan trabajar de forma paralela. Nuestras comisiones, que están abiertas a todos los empresarios de Granada, son la herramienta con la que fijamos nuestra estrategia, nuestra hoja de ruta. Y nos parece necesario que vayan creciendo y adaptándose a las necesidades de las empresas.

Coyuntura

Cambiando de asunto, la coyuntura económica de Granada tiene unos contrastes muy definidos: crece el PIB hasta el 4,7% en 2021, cae el paro en primer trimestre hasta el 18,95% pero se dispara el IPC y en especial el coste de la energía. ¿Qué análisis puede hacer desde la óptica empresarial?

Quiero dejar una cosa muy clara: la empresa sigue en una situación muy, muy complicada. Y nuestra economía, también. Estoy escuchando mensajes triunfalistas por parte del Gobierno que dan a entender que ya hemos dejado atrás la crisis. No es cierto. En mayo el IPC ha subido un 10,6%, principalmente por el combustible. Estamos lejos de la normalización de los precios. Los datos del paro son buenos, eso es verdad, pero hay un desajuste tremendo entre los indicadores del mercado laboral y la cuenta de resultados de las empresas. Tenemos que analizar los datos del paro con mucho cuidado. Si el paro está bajando en Granada es por dos factores. Por un lado, por el aumento de la contratación en el sector público. Y, por otro, porque las empresas estamos generando empleo privado y ampliando plantilla, en muchas ocasiones a costa de nuestra competitividad y nuestra rentabilidad. La empresa granadina, la empresa española, está lastrada por el sobreendeudamiento, la morosidad, el incremento de los costes empresariales, la presión fiscal y, sobre todo, por decisiones políticas muy poco acertadas. En este contexto, no puedo entender que se hagan análisis triunfalistas.

El Gobierno aprobó en marzo un paquete de medidas cifrado en 16.000 millones de euros para amortiguar los efectos de la guerra sobre la economía española. ¿Qué opina al respecto?

Si le digo la verdad, me preocupa mucho la falta de planificación. En los dos últimos años el Gobierno se está viendo obligado a tomar planes concretos para situaciones sobrevenidas como la pandemia o la guerra de Ucrania, pero no está afrontando medidas de calado para combatir las debilidades estructurales de nuestra economía. El Banco de España lo ha dicho, somos la gran economía del euro que peor ha hecho las cosas. Y eso no es mala suerte. Nuestra economía es muy poco ágil para enfrentarse a situaciones como las de los últimos años, y las causas hay que buscarlas en el elevado déficit público, un sistema de pensiones al límite, un desempleo estructural muy alto, una economía sumergida que roza el 20% y una administración pública ineficiente. Nuestro gran problema es que no hay nadie dispuesto a plantear reformas ambiciosas y de consenso. Desde luego, este Gobierno no está dando señales de querer afrontar esas reformas. No mientras la realidad choque con su programa electoral.

Durante la pandemia se puso a disposición de las empresas un importante volumen de dinero en créditos ICO. ¿Funcionaron entonces para darles liquidez? ¿Cree que lo harán ahora?

El primer plan contra la crisis introdujo dos herramientas claves para las empresas: los ERTE y los ICO. En ese momento, con la mayoría de las empresas cerradas por decreto, fueron sin duda un balón de oxígeno que permitió a miles de negocios seguir funcionando y haciendo frente a sus pagos. Pero claro, un crédito es un crédito. Y ahora, dos años más tarde, hay quienes tienen verdaderos problemas para devolver el dinero. Nosotros lo que le estamos pidiendo a las empresas es que analicen muy bien su viabilidad futura antes de solicitar las ayudas, sobre todo por la letra pequeña que contienen.

El cartel de ‘prohibido despedir’ entre el pasado 1 de abril y el 30 de junio y la vía de los ERTE, ¿perjudican a las empresas o realmente sirven para mantener el empleo?

El empleo no se mantiene por real decreto. No se pueden dar ayudas a cambio de intervenir en el mercado y de limitar la flexibilidad interna de la empresa. Quiero dejar una cosa muy clara, porque con medidas como esta me da la sensación de que hay muchos responsables políticos que no quieren entenderlo: al empresario no le gusta despedir. Es probablemente uno de los momentos más difíciles para cualquier empresario, y pensar otra cosa es no conocernos en absoluto. Me preocupa mucho, como empresario y como representante de las empresas granadinas, que el Gobierno está cambiando constantemente las reglas de juego. Prohibir el despido a las empresas que reciban ayudas horas antes de que entrara en vigor la reforma laboral nos generó una gran incertidumbre. Y la incertidumbre no es el mejor clima para incentivar la contratación.

De vuelta a Granada, existe cierto temor a que los transportistas retomen sus protestas por el encarecimiento del combustible y se desabastezca de nuevo a sectores como el de la construcción. ¿Llegaremos a esa situación?

Sinceramente, espero que no. El paro del transporte puso en jaque la economía de Granada. Se pararon obras, se cerraron fábricas, se dejó de surtir a supermercados… Entiendo y comparto la frustración de los transportistas. La bonificación aprobada por el Gobierno de poco sirve si los precios siguen estando en máximos históricos. Este debate se tiene que producir en el seno del diálogo social, en el Comité Nacional de Transporte por Carretera.

Comunicaciones

El pasado mes de abril, Granada recuperó una conexión AVE con Madrid, algún vuelo más a la capital y estrenó dos servicios Avant con Málaga. Usted ya dijo en ese momento que no eran suficientes. La CGE ¿va a seguir exigiendo más conexiones?

Siempre, mientras consideremos que Granada no tiene lo que se merece. Es lamentable que tengamos que reivindicar una y otra vez mejores comunicaciones para Granada, que no salgamos de este debate. Pero no podemos permitir que una ciudad como Granada esté frenada, aislada, por la falta de conexiones. Después de nuestro acto del 21 de febrero las administraciones se han puesto las pilas, pero sigue sin ser suficiente.

Otro asunto destacado es el ofrecimiento empresarial a la gestión del Palacio de Congresos. ¿Considera que está infrautilizado?

Sí. Es una de las grandes infraestructuras de Granada, pero, por unas cosas y por otras, no estamos sacando todo su potencial. Los empresarios nos ofrecemos para ayudar a buscar una solución, y así se lo hemos transmitido a todos los implicados. Ahora, hace falta que las administraciones quieran encontrar una solución.

La práctica totalidad de las empresas granadinas son pymes y micropymes. ¿Pueden afrontar subidas salariales en relación al IPC? ¿Qué margen de negociación pueden tener?

No vamos a salir de esta situación alimentando la espiral inflacionista. Tenemos que contener los salarios, igual que se están conteniendo los márgenes de las empresas, para evitar que los precios sigan subiendo de forma desbocada. Lo que le pedimos a los sindicatos es realismo: hay sectores que pueden subir los salarios sin moderación, porque han superado la crisis, pero otros que no pueden asumir las peticiones de los sindicatos.

A nivel profesional, ¿cómo ‘estira’ el día para compaginar sus responsabilidades en la CGE, Cámara de Comercio, CEPYME y su propia empresa?

El día tiene las horas que tiene, aunque a mí me harían falta más de 24… Lo cierto es que si puedo hacer frente a mis responsabilidades en mi empresa, en Granada y en Madrid es porque tengo grandes equipos a mi lado. Estoy rodeado de profesionales de primer nivel que me permiten llegar a todo. Sin ellos, me sería imposible.

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