“Los fondos europeos no han llegado a la economía real, no hay proyectos”
Asegura que el Producto Interior Bruto de la provincia de Granada mantendrá un crecimiento moderado pero “la incertidumbre es muy posible que no desaparezca” a lo largo del todo el presente año

El decano del Colegio Profesional de Economistas, José María Escudero, afirma que la evolución de la economía granadina en el presente año -y por extensión, la de todo el país- presenta un alto grado de incertidumbre, con claroscuros muy evidentes. En la entrevista mantenida con GRANADA ECONÓMICA, Escudero precisa en este último ámbito que si bien las previsiones de crecimiento son elevadas en comparación con otros países del entorno, “hay que tener en cuenta que España fue de los países cuya economía cayó como consecuencia del confinamiento extremo impuesto y posteriormente considerado inconstitucional. Otros territorios establecieron otras medidas y evitaron caídas tan drásticas del PIB y estas decisiones tienen unos responsables. Por tanto una subida significativa aunque moderada es algo que era de esperar”, añade al referirse al citado indicador.

De toda la catarata de datos que reflejan en estos momentos el estado en que se encuentra la economía granadina, algún informe destaca que el PIB puede llegar a crecer un 5,8% en este año. ¿Es un horizonte muy optimista?

Sin duda alguna. En el último Observatorio del Consejo General de Colegios de Economistas, se rebajaba significativamente la tasa de crecimiento, que a nivel nacional no llegaría al 4%. Hay mucha incertidumbre, hay muchos claroscuros, y en la economía granadina tiene una gran influencia el sector servicios, en especial el turismo, donde concentramos gran parte de los recursos. Y otra cuestión en este punto es que crecemos desde un punto de partida muy bajo, por los efectos de la pandemia durante dos años.

Ha mencionado el turismo como locomotora económica de Granada ¿Qué sectores pueden tener mayores problemas?

Puedes todos aquellos en los que las empresas se vean muy influenciadas por el aumento de los costes de producción que padecen, especialmente todos los que tienen que ver con la energía en sus diferentes modalidades. Una subida de precios la soporta una empresa de forma coyuntural, pero si de lo que hablamos es que la inflación la arrastramos ya desde hace casi un año, el panorama es muy distinto. Se ven obligadas a subir el precio de sus productos o servicios y con ello ya han podido comprobar a que niveles ha caído la demanda. Si esta situación se alarga, habrá graves problemas en el sector primario, en el industrial e incluso más a largo plazo, en el de la construcción.

El Banco de España ha rebajado considerablemente las previsiones del Gobierno sobre el PIB para 2022. Esto ¿puede aplicarse a una economía menos dinámica, como la granadina, o aquí impactará menos?

En los próximos tres o cuatro meses, la evolución del turismo marcará en Granada cómo termine el año en términos de crecimiento económico. Las perspectivas son bastante buenas para este sector. Pero tenemos otras claves a tener en cuenta, como la que antes comentaba de la evolución del coste de la energía. Del resultado de este impacto en el conjunto de la economía veremos como se cierra el año. En cualquier caso, no creo que la evolución en esta provincia sea muy diferente a la del conjunto del país en términos del PIB.

Queda dicho que la principal amenaza para el crecimiento económico es, sin duda, la espiral inflacionista. ¿Cómo cree que evolucionará en los próximos meses?

Desde luego que va a seguir creciendo. Con respecto a este asunto, considero que efectivamente lo más preocupante es la espiral inflacionista, iniciada en la primavera de 2021, y resultado de dos circunstancias: por un lado la rotura de la cadena de suministros a nivel mundial por la covid; de otro, por las decisiones políticas adoptadas en el marco de la Unión Europea, promovidas en su ejecución a más corto plazo por el Gobierno de España y otros países, ya que el horizonte temporal de las mismas se acortó, en concreto, la transición energética. Espiral que se ha visto incrementada por la invasión de Ucrania. Nos quieren hacer creer que esto se inició en este ejercicio, pero no es así, venía de hace casi un año antes. A mi juicio, las subidas en las rentas del trabajo como consecuencia de los procesos de negociación no se pueden indexar a la inflación, habrá que mirar su evolución y centrarse como mucho en la inflación subyacente. Por lo tanto, las indexaciones de rentas se deben hacer a la productividad de cada empresa y a la eficiencia.

¿Y en el caso de las pensiones?

Pues tres cuartos de lo mismo. Cada punto porcentual de subida supone un coste de 1.500 millones para el Estado. El Gobierno de España debe pensar muy mucho el tomar ciertas decisiones, porque el endeudamiento del país es enorme, es insostenible. Tienen que dejar de hacer populismo y adoptar políticas en la dirección que marcan no sólo el Banco de España y otras entidades públicas y privadas del país, sino también organismos internacionales y de la propia Unión Europea.

Trabajo

La última EPA reflejaba una tasa de paro 18,95% para la provincia granadina, muy lejos del 26% que se registraba en el tercer trimestre de 2020. ¿Qué opinión le sugiere esta evolución?

El paro, evidentemente, está disminuyendo. En el pronóstico que ha hecho el Consejo General de Colegios de Economistas se asegura que la tasa caerá al 13% a nivel nacional. Yo lo que veo es que aún nos queda mucho camino por recorrer en esta provincia en relación a la media nacional. Sabemos el poco peso que la industria tiene en Granada y esto explica el diferencial que nos separa de otros territorios del país. Si no cambiamos este modelo, vamos a mantener esa brecha que nos distancia, por esto es tan importante que proyectos como el del acelerador de partículas tengan éxito finalmente. No sólo por el número de personas que se emplearán, sino por el cambio que supondrá en la configuración económica de la provincia, por la atracción de inversiones millonarias, por el alto grado de cualificación que exigirá de los trabajadores. Es algo parecido, aunque creo que de mucho mayor nivel, de lo que en su día supuso el Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud, que hoy es una realidad aunque aún quede mucho por hacer, por completar su espacio, por traer a grandes firmas multinacionales.

El coste de la energía trae de cabeza a empresarios y trabajadores granadinos. La bonificación del combustible, el bono social eléctrico, la rebaja del tipo impositivo en la factura de la electricidad… no parecen haber aliviado mucho la situación. ¿Qué se puede hacer en este asunto?

Pues como dice, si el Gobierno no ha conseguido aliviar la situación con la implantación de las mismas, tendrá que adoptar otras diferentes para que los sectores más afectados por la crisis puedan ‘respirar’. Habrá que plantear otro tipo de políticas fiscales, ayudar a las empresas, favorecer la contratación… Desde luego, se puede hacer mucho más de lo que se ha hecho hasta la fecha en la que estamos hablando.

Las medidas de choque del Gobierno de España para hacer frente a los peores efectos de una guerra como la de Ucrania con Rusia, valoradas en 16.000 millones de euros, no parecen llegar a sus destinatarios o no ser suficientes. Otro tanto cabría decir de los Fondos Next Generation de la UE ¿Qué ocurre al respecto?

Sobre el caso de las medidas adoptadas en relación con la guerra de Ucrania, no puedo pronunciarme, no tengo datos fiables al respecto. Pero sobre la otra cuestión que me pregunta, desde luego puedo asegurar que los fondos europeos no están llegando a la economía real y no lo hacen porque no hay proyectos. Y doy un dato concreto al respecto: Hace pocas fechas se aprobó un PERTE para favorecer la fabricación de semiconductores. En España no hay empresas que se dediquen a ello, pero al diseño y distribución hay un total de veinte. ¿Les van a dar todo ese dinero a estas firmas o necesitamos de otras empresas, aunque vengan de fuera, para poner en marcha la fabricación de esos semiconductores? La realidad empresarial en España es la que es. No podemos cometer el mismo error que durante la ‘crisis del ladrillo’, que era considerar que estas personas podrían trabajar en un laboratorio. No. Tenemos lo que tenemos. Hay proyectos que se han puesto encima de la mesa que hay que tomar en consideración. Otros, mejor que no.
En este asunto anterior, las comunidades autónomas tendrían mucho que decir…
Efectivamente, y no se les hace mucho caso. Le recuerdo que la Junta de Andalucía creó una oficina específica donde se recogen proyectos susceptibles de contar con esos fondos Next Generation. Oímos mucho que administraciones locales optan a los mismos, pero ¿y las empresas? Desconozco si el Gobierno de España se ha puesto en contacto con esta oficina para discernir qué proyectos son viables, o cuales son los mejores.

Transporte

Los camioneros granadinos se reunieron recientemente en Salobreña y no descartan volver a la huelga en julio. ¿Es la tormenta perfecta para una economía que depende en gran medida de su labor?

La plataforma que mueve a muchos camioneros dejó ver, en la huelga pasada, el ‘derecho al pataleo’, por decirlo en términos coloquiales, de una parte del sector que no podía resistir más el incremento de costes y el cobro a la baja de sus servicios, entre otras cuestiones. ¿Van a tener la misma capacidad de movilización que entonces? Pues no lo sé. Lo que sí es cierto es que los problemas de estos profesionales del volante no se han resuelto. En función del éxito de la convocatoria, si finalmente se produce, pues la economía provincial se resentirá más o menos. Y esto no es ninguna cuestión menor. Muchas empresas pueden perder mucho dinero, mercados, exportación… más el desabastecimiento que puede llegar al consumidor final. Es un panorama complicado el que se avecina.

Estamos a las puertas del verano y las expectativas no pueden ser mejores para el sector turístico. ¿Qué riesgos asumimos al tener esta actividad como eje de la economía provincial?

La provincia tiene que hacer uso de los recursos económicos con los que cuenta. Y Granada tiene en el turismo un sólido baluarte. Pero dicho esto, tenemos que ser conscientes que si un sector acapara cada vez más protagonismo, más recursos, más empleados… también conlleva un mayor riesgo en caso de revertir su situación de crecimiento. De ahí que la economía debe ser equilibrada, para que unos sectores compensen a otros en caso de crisis. En definitiva, Granada debe crecer en el sector industrial sí o sí. No sólo por el bien del propio sector como tal, sino del futuro económico de toda la provincia.

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