¿Está la democracia en peligro?
Alfonso González Chacón. Sociólogo

Los horrores de la guerra, la prueba fehaciente del fracaso de la inteligencia, ocultan el lento pero paulatino retroceso de la democracia en el mundo, desde el año 2006, fecha en que The Economist publica su índice de democracia, hasta nuestros días, los sistemas democráticos van perdiendo pujanza, el retroceso es global, no hay un solo continente donde no se haya producido.

Durante estos 15 años, América del Norte ha sufrido una disminución del 3,24% en su indicador, pasando de 8,64 en 2006 a 8,36 en 2021, Europa Occidental también ha sufrido un descenso en la calidad democrática, pasando de 8,60 a 8,23, lo que representa una minoración del 4,3%, en España ese retroceso ha sido del 4,79%, pasando de 8,34 en 2006 a 7,93 en 2021, sólo Finlandia y Noruega han mejorado en esos años sus indicadores democráticos.

Malos tiempos corren para la democracia en el mundo, poco a poco la irrupción de la extrema derecha y el populismo, van restando calidad democrática a los países que fueron un faro de libertad en el mundo.

La guerra de Ucrania no es solo una guerra contra ese país, también lo es contra los principios democráticos que gravitan sobre la carta de derechos humamos y las libertades civiles, Rusia hace tiempo que dejó de ser un país democrático.

El horror de esta guerra no ha influido en el primer electorado que se ha visto sometido a prueba y Hungría ha revalidado esa visión del mundo que es excluyente y persigue toda libertad civil, el mayor aliado de Putin en Europa ha ganado unas elecciones en el corazón de la UE y recibió el apoyo y consideración de VOX, el partido ultraderechista español que poco a poco, va cobrando mayor relevancia y condiciona la labor de oposición, marcando tanto el estilo como la agenda al PP.

En democracia los autoritarios juegan con ventaja, el sistema les permite expresarse libremente, influir en las opiniones públicas y participar de la gestión gubernamental, la gente les vota en la creencia de que, como participan de la acción política de la democracia, son partidos democráticos y nada más lejos, cada voto que la ultraderecha cosecha es un voto contra la propia democracia, pues cuando llegan al poder, con los recursos de que son dotados, implantan regímenes en los que la tolerancia y libertades civiles, valores centrales de las democracias avanzadas, son perseguida a golpe de decreto.

De seguir esta tendencia, en pocos años asistiremos a un renacimiento del nacionalismo de la extrema derecha en Europa y el proyecto integrador de la Unión Europea será dinamitado desde los adentros con cada vez más países gobernados por partidos que no creen que las libertades civiles y los derechos humanos sean el foco de la convivencia.

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