A propósito de la innovación
Alejandro Zubeldia Santoyo. Senador por Granada

La propuesta de realizar este artículo me hizo reflexionar en la ubicuidad de la palabra innovación en el discurso político y en el marketing empresarial. Un uso a veces libre que puede vaciar a este término de su verdadero significado y generar falsas expectativas. Un paso previo a la frustración que como en todas las facetas de nuestra vida debemos evitar. 

Mas allá de la anécdota que supone este´abuso verbal´, lo verdaderamente importante la necesidad que en España, en Andalucía y, por supuesto, en Granada tenemos de innovación. Pero no innovación como un sustantivo usado en la teoría del marketing o recogido en recurrentes discursos. Necesitamos innovación en la práctica docente, investigadora, empresarial y, por supuesto, en las políticas de promoción económica, públicas o privadas.

La necesitamos de forma urgente, con más empresas de más y diversos sectores exponiendo en sus negocios, con más experimentación en las políticas públicas y con más agentes -públicos, privados y no lucrativos- cooperando de formas novedosa. Evidentemente, la Universidad puede y debe actuar de intermediaria y canalizadora de este proceso.

Hemos asumido que es posible innovar en las políticas públicas y privadas de innovación, porque ya está pasando. En los últimos años hemos asistido a cambios que los más puristas de la innovación  -aquellos que sólo la ven como un fenómeno empresarial resultado de la I+D- no se imaginarían.

Pero permitidme que ciñiéndome al ámbito público considere la investigación y la consiguiente innovación como un proceso abierto. Una causa en la que no siempre hay logros y en la que no se puede garantizar que cada gasto sea un éxito. De todo se aprende. Y en la Administración hay organismos capaces de aprender, de realizar políticas flexibles y adaptados a la exploración.

Por eso es injusto que se ataque o desprecie el trabajo que se realiza desde lo público. Porque entre otras consecuencias existe el riesgo de que si se critica constantemente y sin criterio, el sector público tendrá cada vez mas difícil atraer al talento. Y del hecho de expulsar al talento en la investigación de nuestro país, tal y como se produjo hace unos años, ya deberíamos haber tomado nota y aprendido de sus consecuencias.

Lo que provoca el crecimiento y mantenimiento de la economía, de las políticas sociales, del bienestar común y colectivo, es el crecimiento constante del gasto o inversión (pueden entenderse) en I+D+I, y asegurar un aumento del PIB.

Ahora este país cuenta con unos Presupuestos Generales del Estado expansivos para el ejercicio 2022, con un Plan de Recuperación europeo sin precedentes y con una estrategia clara para salir de la crisis del COVID-19. Desde el Gobierno de España con una agenda reformista se traslada un mensaje claro de esperanza e ilusión. Andalucía es la comunidad que mas puede, y debe, aprovechar esta coyuntura. No valen excusas.

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