“No vamos a entrar en ninguna operación de fusión con otra entidad”
Entrevista a Jerónimo Luque Frías, director general de Caja Rural de Granada

El primer directivo de la cooperativa de crédito descarta también el cierre de oficinas en el ámbito de la provincia para no contribuir a la exclusión financiera y augura que los tipos de interés no subirán hasta 2019

Cuatro meses después de que Jerónimo Luque Frías (Ventas de Zafarraya, 1964) asumiera la dirección general de la Caja Rural de Granada, es el momento de hacer balance de gestión en la entidad al menos para los lectores de GRANADA ECONÓMICA. Un tiempo corto pero suficiente para que un ‘hombre de la casa’ -ha desarrollado casi toda su carrera profesional en la misma- desgrane algunas cuestiones sobre el presente y el futuro de la cooperativa de crédito. Asegura que La Rural no tiene previsto, por más que se insista, fusión alguna con otra u otras compañías de su ámbito financiero. Tampoco, retirarse de nuevas poblaciones de la provincia, por lo que apuesta por no contribuir a la exclusión de servicios en las mismas. De todo ello y de otras cuestiones de interés, habla en la siguiente entrevista.

¿Qué balance de gestión puede hacer desde que en julio pasado, tomó las riendas de la dirección general de Caja Rural de Granada?

La situación de la entidad es de fortaleza. Estamos bien posicionados en solvencia, con un 17%;  contamos con reservas muy buenas y esperamos unos buenos resultados para este ejercicio. El excedente que tenemos lo dedicaremos a reforzar la entidad ante cualquier contingencia. En estos meses al frente de la compañía, he de destacar parte de la remodelación en el área comercial, con cambios en directores de zona, porque es una parte muy dinámica de la empresa. No soy partidario de cambios bruscos y menos en una entidad que funciona bien.

Oficialmente, el consejo rector no compartía la gestión de su predecesor en el cargo y de ahí su salida. ¿Qué cambios ha tenido que implementar para que Caja Rural siga el rumbo marcado por la cúpula de la entidad?

Al poco de asumir la dirección, hicimos una serie de reuniones de zona en las cuales explicamos cómo iba la empresa hasta ese momento y cómo queríamos que funcionase. Todos los directores de oficinas y otros cargos de la entidad fueron informados de los cambios que íbamos a acometer y que han supuesto una mayor motivación de la plantilla. Hemos conseguido una mayor identificación con el espíritu de Caja Rural, que se había perdido en la etapa anterior.

A fecha de hoy, ¿existe la posibilidad de que la cooperativa de crédito granadina forme parte de alguna operación de unión con otra entidad financiera, por ejemplo a través del Mecanismo Institucional de Protección?

Nosotros no vamos a entrar en principio, en el corto plazo, en ninguna operación de fusión con otra entidad. Ahora bien, con el real decreto que se publicó en julio de este año, estamos sujetos al Mecanismo Interno de Protección (MIP). Esto quiere decir que todas las cajas rurales de España vamos a dotarnos de un fondo para que si alguna tuviera algún tipo de dificultad, pues pudiera beneficiarse de ese dinero. Es lo que antes eran los SIP y ahora es el MIP mencionado. Lo tenemos de dos tipos, el reforzado que conlleva la mutualización de resultados o ‘fusión fría’ o el nuestro que es en el que vamos a entrar, en el cual con ese fondo se ayude a cualquier caja con problemas. Esto, en principio, va a funcionar a partir principios del año que viene.

Complementando la pregunta anterior, ¿tienen previsto algún plan de reestructuración de oficinas, de ajuste de la red territorial a corto plazo?

No hay previsto ningún plan de ajuste. Bien es verdad es que como consecuencia del escenario de la inexistente rentabilidad por los márgenes financieros, hay que considerar que hay oficinas que puedan no llegar a un punto de equilibrio. Nos preocupa la exclusión financiera, porque un gran banco no va a implantarse en Bérchules o Cádiar. Sin embargo nosotros, con estructuras de coste más ajustadas, podemos mantenernos en ese tipo de plazas. Pensamos que se pueden redimensionar algunas, pero cierre no habrá al menos en el corto plazo.

Precisamente, el presidente de la Diputación Provincial denunciaba recientemente que 40 municipios de la provincia se hallan en esa situación de exclusión financiera. ¿Caja Rural va a abandonar nuevas poblaciones?

Vamos a seguir donde estamos en estos momentos. Evidentemente, esto es una empresa mercantil. Si tienes un centro productivo que te da pérdidas y encima las perspectivas de crecimiento son nulas, pues al final nosotros nos debemos a nuestros socios y tenemos que buscar los resultados. Por ello buscamos soluciones, para no tener que cerrar oficinas. Estas pueden pasar por abrir dos o tres días a la semana, por implantar cajeros multifunción para que se haga la operativa diaria… todo esto es complejo y no lo tenemos definido, estamos en ello. La directriz es que si la oficina cubre sus costes, no la vamos a cerrar. Para aquella otra que sea muy difícil mantener hay que buscar otras soluciones. Hay que tomar en consideración también que el sector agrario, muchas veces olvidado por las administraciones, invierte y renueva sus explotaciones. Nosotros estamos ahí, apoyándoles, entre otras cosas porque somos los únicos y llevamos muchos años en ello y no les podemos fallar.

A tan solo dos meses para que acabe el presente ejercicio 2017, ¿qué nos puede adelantar en cuestiones como resultados, morosidad, nivel crediticio?

Pensamos terminar el año a nivel crediticio con una ratio por encima del 80%. Vamos a crecer en inversión, porque tenemos liquidez y solvencia con esta última en el 17,1%. Y con una cobertura de recursos que está en el 500%. Somos conscientes de que el negocio es prestar dinero, por lo que en este campo estaremos por encima del 5%, con unos 3.100 millones de euros. En cuanto a los resultados, estaremos en el nivel de 2016 o ligeramente por encima, con unos 25 millones de euros, porque como he comentado antes la idea es reforzar los fondos con los excedentes. Por lo que a la morosidad respecta, actualmente se encuentra en el 6,97% y la idea es terminar el año en el 5,5% aproximadamente con lo que seguimos bajando, baste señalar a este respecto que el pasado diciembre estábamos en el 7,67%. Es decir, que en un año la habremos disminuido en más de dos puntos porcentuales.

El anuncio de Mario Drahgui de reducir los estímulos del Banco Central Europeo a la mitad ¿va a provocar repunte en los tipos de interés? ¿Habrá créditos más restringidos?

Las previsiones de distintos analistas de cara a 2018 es que los tipos no van a subir y será para 2019 cuando lo hagan. La rentabilidad de los préstamos con garantía real será muy baja, con garantía personal un poco más y ahora estamos notando que la gente pide más préstamos a tipo fijo, porque como se anticipa que un año aproximadamente van a crecer y la financiación de una vivienda se hace a 20 o 25 años, pues se quieren cubrir las cuotas. Y hay que añadir a la decisión del BCE otra cuestión también importante, que el euro se ha fortalecido frente al dólar, de 1,15 a 1,25 dólares, por lo que no conviene que suba más para no perjudicar a las exportaciones de países que tiran de la economía europea como es el caso de Alemania. También hay que tener en consideración  que la tasa de inflación que persigue el BCE es del 2%, pero la media europea se encuentra en el 1,5%, con lo que todavía hay recorrido. El problema de esta situación es que se genere una burbuja de activos. En muchos foros ya se habla de ello, de un crecimiento de los precios por encima de lo que sería deseable. Tal es el caso de los bienes inmuebles, cuyo coste sigue creciendo desde hace ya varios trimestres y nada a punta a que se vaya a detener.

Los clientes de las entidades financieras se quejan de las elevadas comisiones que pagan por los servicios que reciben de las mismas y apuestan poco a poco por la banca electrónica. ¿Qué política sigue La Rural en este sentido?

La queja es normal. Pero la verdad es que lo que ha habido es una redistribución de los costes de la banca, porque antes iban a parar a quienes pagaban por un préstamo. Allí cabía absolutamente todo. Pero como los tipos han bajado tantísimo, los costes han de repercutirse entre todos los clientes. La digitalización está cambiando mucho todo esto porque ahorra muchos costes. Una persona en una oficina necesita de muchos recursos, pero si las operaciones las realiza desde su casa el coste es mínimo. La tendencia se encamina a que las operaciones de alto valor añadido se sigan haciendo en la oficina y las de bajo valor, a través de cajeros o desde la propia casa. En los móviles cada vez se van introduciendo operaciones más complejas, mediante sistemas más sencillos, más fáciles de manejar por todos, más cómodos en definitiva.

Usted es considerado, como queda dicho, como un ‘hombre de la casa’. Díganos brevemente los pasos dados en la entidad y desde cuando trabaja en ella.

Yo entré en Caja Rural en 1990, mediante una selección que hizo en aquel entonces Vicente Matoses para incorporar a cuatro personas: un jefe de contabilidad, un director general, yo mismo y otra persona que acabó marchándose a Córdoba. Matoses quería personas que tuvieran proyección de futuro en la cooperativa. Todos teníamos o MBA o experiencia en distintos campos económicos. Yo estuve un año, no me renovaron el contrato y me fui a EE UU. Después regresé a Granada, trabajé de director financiero en otra empresa, volví a EE UU y estando allí me llamaron desde Caja Rural. Eso fue en 1995. Me incorporé al departamento de Planificación como técnico, hasta 2002. Posteriormente, me nombraron jefe de esa área y estuve hasta 2007 y en ese año me nombraron director de medios y allí llevé calidad, medios de pagos, patrimonio, sistemas y varias cosas más. Este fue el último escalón hasta mi nombramiento en julio pasado como director general.

A un nivel más macroeconómico, ¿qué repercusión puede tener en España y también en la provincia de Granada todo el embrollo de Cataluña?

Si el problema se cierra pronto y bien, los daños no van a ser excesivos. Pero daño hay ya. Hace poco estuve en una cooperativa de la Costa de Granada, que vende a Cataluña y me contaron que el día de la huelga general les pilló con uno o dos grandes camiones cargados de productos perecederos con destino a esa zona del país. Pepinos, tomates… no podían esperar, con lo cual tuvieron que asumir esa situación. Desde otro punto de vista, más macro, pues la rentabilidad del bono a diez años está subiendo, con lo que si el Estado se financia a mayor coste, tendrá que recortar en inversiones para cumplir los objetivos de déficit. El mercado ha de percibir que el cierre de esta crisis es definitivo, para retornar a la normalidad, a la senda del crecimiento. Es necesario que los bancos vayan bien, que las empresas vayan bien allí porque repercute en toda España. Nadie se puede alegrar que una empresa derive su producción fuera de Cataluña o de España.

¿Comparte una política de boicot a empresas catalanas?

Mi opinión personal es que las políticas de boicot, lo mismo que de proteccionismo, siempre son malas para la economía. Ni a corto plazo beneficia a las empresas. Si boicoteas a una empresa de pizzas catalana, lo haces también con el productor de tomates granadino que les vende su producto.

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