Empieza por L y termina por E

Todas empiezan por L y terminan por E pero cada partido que llega al poder cambia las letras del centro. Como todos se habrán dado cuenta, me refiero a las leyes de educación que gobierno tras gobierno van cambiando para desconcierto de la comunidad educativa y de la sociedad en general.

La primera reflexión que me hago es para cuándo una Ley con amplio consenso entre todos los sectores implicados que sirva para hacer una sociedad más justa, ciudadanos libres y comprometidos y permita incrementar la riqueza del país. No creo que haya ningún partido ni ninguna ideología que no hagan suyas semejantes pretensiones. Entonces, ¿por qué cada partido quiere poner su sello en la legislación educativa?. Siendo bienintencionado, quiero pensar que lo más importante para la izquierda es la universalidad mientras que lo más importante para la derecha es la excelencia o, dicho de otra forma, la izquierda quiere muchos titulados aunque malos mientras que la derecha quiere buenos titulados aunque pocos. Sólo así podemos entender que las posturas sean irreconciliables y el consenso utópico.

Las causas de este dislate legislativo son variadas y seguro que cada uno tenemos nuestra propia teoría pero, donde no caben divergencias, es en las consecuencias; éstas son que en las pruebas PISA estamos por debajo del promedio de la OCDE y por debajo del promedio de la UE, que la tasa de incremento de la productividad en España es de un 0,75% frente al 1,47% de Alemania o al 1,38% de Francia (productividad y formación están muy ligados) o, por ejemplo, que cuando alguien ve su expediente académico cambia el sistema de calificación entre unos cursos y otros como muestra del cambio de criterio continuo que las sucesivas leyes van provocando. Los propios profesionales de la enseñanza sufrimos un enorme desconcierto cuando, en el mejor de los casos, se cambia la terminología y no digamos nada, cuando lo que se cambia es la propia esencia del sistema educativo. Y si esto nos desconcierta a los propios profesionales, qué decir en relación a los alumnos o a los padres y madres.

Como todos nuestros lectores saben, este año ha sido la última selectividad pero nos cabe la duda de si lo que desaparecerá será sólo el nombre o algo más. Sabemos que el nuevo nombre será Evaluación Final de Bachillerato, que supondrá un 40% de la calificación global del Bachillerato y lo que es más novedoso, será necesario superarla para obtener el título de bachiller que permita continuar con estudios superiores. Bajo mi punto de vista, esta es la parte más controvertida ya que el alumno, después de estar esforzándose dos años siempre tendrá la incertidumbre de si un mal día podrá echar por la borda todo ese esfuerzo, además de vulnerar el principio de evaluación continua que debe regir  el proceso de evaluación.

Aspectos como la competencia en emprendimiento, educar en la renuncia a beneficios presentes para obtener mayores beneficios en el futuro o la creatividad (no olvidemos que en el futuro próximo la productividad será de los robots mientras que la creatividad será de los humanos) no se están abordando con la contundencia y el compromiso que merecen; yo diría que ni tan siquiera, están siendo objeto de debate. 

Compartir es demostrar interés!