La Costa Tropical, motor económico

La Costa Tropical es la comarca granadina que desde hace ya varios años, presenta el mayor ritmo de crecimiento económico de toda la provincia. Y ello es debido, fundamentalmente, a los dos sectores que impulsan sus fuentes de riqueza: el primario -con los cultivos subtropicales y bajo plástico como punta de lanza y a los que hay que sumar la industria agroalimentaria, como principales referentes- y el de servicios, donde el turismo tiene protagonismo propio. El tirón que suponen todas las actividades que se desarrollan en ambos sectores, junto a otras que aunque no sean tan decisivas contribuyen y mucho al papel que juega la comarca en la economía provincial, han llevado a los 17 municipios que configuran esta parte de la geografía granadina a ostentar un nivel de renta superior a los de la mayor parte del resto de la provincia. Bien es verdad que este baremo de riqueza no es homogéneo, puesto que el mero hecho de que la mitad de las poblaciones de esta comarca estén ubicadas junto al mar frente al resto que lo están en el interior, ya determina por sí mismo diferencias entre unas y otras. 

Del mismo modo podríamos señalar que ocurre en el ámbito poblacional. La comarca se ha convertido en la segunda en número de habitantes, si consideramos a la ciudad de Granada y a su Área Metropolitana como un único espacio que aglutina en estos momentos a más de medio millón de personas. La Costa Tropical cuenta con 125.746 habitantes, con datos del padrón municipal referidos a 2013, lo que supone un 13,77% del total de habitantes empadronados en la provincia de Granada. La densidad es de 160 habitantes por kilómetro cuadrado, una de las más elevadas de toda la provincia y tiene su explicación en el hecho de que esta comarca haya invertido los flujos migratorios. Si hace décadas atrás, eran sus habitantes quienes emigraban a otras zonas del país en búsqueda de mejores oportunidades de trabajo, desde hace ya una larga década son miles de personas las que recalan en ella: bien porque desean asentarse en la misma como un lugar idóneo para vivir su jubilación, como es el caso de los ciudadanos europeos; o porque sus mayores oportunidades de trabajo atrae a inmigrantes procedentes del norte de África o de países de Europa del Este e incluso del continente iberoamericano. Ni que decir tiene del resto de la provincia granadina.

La Costa Tropical, como comarca considerada en su conjunto, se ha consolidado así como la de mayor dinamismo económico de toda la provincia. Ha superado con éxito la travesía del desierto que supuso un crisis económica de siete largos años, los que transcurrieron entre 2008 y 2014, precisamente por la diversificación de su economía propia y por el hecho incuestionable de que el sector más afectado por este periodo de recesión como es el de la construcción, no ha tenido un peso decisivo en el devenir de esta zona aunque ciertamente en el ámbito inmobiliario ha sufrido  también la caída de las ventas y el consiguiente parón de las empresas promotoras. 

El hecho de que este comarca se caracteriza también por tener un microclima subtropical, con unos 320 días de sol al año y una temperatura media de 20 grados, contribuye igualmente a que tenga a su favor unas condiciones ambientales que impulsan su crecimiento turístico de forma progresiva y que se ha visto acompañado en los últimos meses con la culminación de infraestructuras de comunicación tan decisivas como la finalización de la A-7, la conocida como Autovía del Mediterráneo, en el único tramo que estaba sin rematar y que afectaba precisamente al trazado litoral de esta zona de la provincia de Granada. 

Mercado de trabajo

Ni que decir tiene que el mercado de trabajo en la comarca que nos ocupa pivota en esencia en los sectores antes mencionados, primario y de servicios, pero también tiene un componente añadido que es resaltable y que tiene como referentes a grandes empresas ajenas a las citades actividades económicas. Es el caso de Torras Papel. O de firmas como las dedicadas al transporte de mercancías, tal es el caso de Comotrans, que juegan en este caso un papel destacado porque son las responsables de trasladar por carretera los productos hortofrutícolas que se cultivan en toda esta zona de la provincia y que se exportan a miles de kilómetros. 

En este sentido, los pocos estudios existentes sobre la actividad laboral en el conjunto de la comarca coinciden en señalar que la oferta de trabajo actualmente existente en los distintos municipios de la misma está concentrada en toda la actividad agrícola -en los diferentes segmentos antes referidos- y en la cada vez más potente industria turística, que en estos momentos desarrolla importantes proyectos hoteleros, como los que hay previstos en el municipio de Salobreña, y tiene en cartera la puesta en marcha de otros relacionados con el aumento del número de amarres en puertos deportivos, que siguen a la espera de la autorización de la Junta de Andalucía. 

Pese a todo, los años de crisis también han pasado factura al mercado de trabajo comarcal. Ante la ausencia de estadísticas oficiales con respecto a la totalidad de esta parte de la provincia, baste señalar que sus dos principales municipios -Motril y Almuñécar- sufren hoy en día importantes tasas de paro, que alcanza el 24,91% para el primero de ellos y del 26,62% para el segundo, en ambos casos con datos del pasado mes de marzo. La capital de la comarca soporta 6.810 personas en situación de desempleo, mientras que la principal ciudad turística tiene 3.090 parados. Si echamos la vista atrás, hasta hace una década, la situación era muy distinta: Motril tenía una tasa de paro del 10,32% y la de Almuñécar alcanzaba el 13,12%. Para quien quiera contemplar el vaso medio lleno, cabe señalar que en ambos casos la situación es mucho mejor que la del conjunto de la provincia, donde este indicador de paro supera en cinco y cuatro puntos porcentuales a los de los citados municipios. La explicación que distintos expertos consultados ofrecen sobre la evolución del mercado de trabajo de la Costa Tropical es sencilla: la avalancha de de mandantes de empleo en esta última década ha provocado que pese al dinamismo de sus empresas, no haya suficientes ofertas para todos los demandantes. Una situación que mejorará en el medio y largo plazo dada la capacidad y recorrido que tienen los sectores antes mencionados y sus industrias auxiliares. También por las esperanzas depositadas en la implantación de un buen número de empresas en la zona portuaria reservada a las mismas y que ocupa una superficie de 150 hectáreas.

Agricultura y turismo

El sector agrario presenta en la práctica totalidad de la comarca de la Costa una curva de crecimiento que pivota en dos segmentos por todos conocidos: la froticultura tropical y la horticultura bajo plástico. Son muchos los factores que han contribuido al espectacular desarrollo de este sector, desde la bonanza de su climatología hasta la elevada capitalización de las empresas que se dedican a la explotación y comercialización de todo tipo de frutas y hortalizas. De este modo, las casi 78.000 hectáreas en las que se producen todo tipo de cultivos en la comarca, se han ido transformando con el tiempo para centrarse en los mencionados, por su alta capacidad de generar rentas a sus titulares. El hecho de poner en el mercado europeo las mejores variedades de todo tipo de hortalizas -caso del apreciado tomate cherry- o de frutas como el mango, que compiten con las de países tropicales a mucho mejor precio, han disparado la rentabilidad de las explotaciones, sin que ello oculte los retos a los que han de hacer frente los agricultores y entre los que se encuentra la competencia feroz de terceros países. El otrora potente cultivo de la caña de azúcar ha dado paso a los mencionadas labores desde los años 70 del pasado siglo, llegando al punto de que estas compiten en ‘productividad’ con otras actividades que podrían
haberlas desplazado, como es el caso del turismo, y que no lo han hecho. 

De toda la superfice mencionada, los cultivos bajo plástico ocupan cerca de 5.000 hectáreas con estructuras de invernadero que en su gran mayoría son de tipo parral (80%) y multitúneles (20%) en los que se cultivan las más diversas variedades de tomate, pepinto holandés, judía, sandía y pimiento. Los cultivos subtropicales, por su parte, ocupan unas 6.500 hectáreas, de las que se extraen básicamente chirimoyo, níspero, aguacate y mango. El tamaño de este tipo de explotaciones es pequeño y los agricultores suelen tener varias fincas a su cargo. El resto del terreno se lo reparten cultivos de secano y de regadío tradicionales, que reportan unos ingresos significativamente menores en términos comparativos.  

El último espaldarazo recibido por este sector, ha sido la redacción del proyecto de las conducciones que llevarán el agua de los embalses de Rules y Béznar hasta las cotas de tierras que hoy no disponen de la misma. Un acuerdo que tomó el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en el pasado mes de abril y al que seguirá la licitación de la redacción de los proyectos de construcción de esas canalizaciones por un importe de cuatro millones de euros. Con esta decisión se avanza para alcanzar un objetivo largamente perseguido por los agricultores: mejorar la productividad de sus explotaciones y evitar los costosos bombeos de agua procedentes de los pozos. 

Junto a todo lo anterior, no cabe olvidar la potente estructura comercial surgida de la explotación de los citados cultivos. La Costa Tropical cuenta con una estructura de cooperativas, alhóndigas, mayoristas y almacenes que funcionan como un reloj para abastecer tanto al mercado nacional como al exterior. Empresas muy tecnificadas pero que sufren también una competencia por parte de los referidos países, que trabajan con una productividad y nivel de costes muy distintos a los que tienen la firmas asentadas en esta parte de la provincia. 

Un solo dato económico da idea de este potente sector: tan solo los cultivos de hortalizas y legumbres generaron el pasado 2015 una facturación de 278,6 millones de euros. Súmenle el resto de cultivos y la cifra se dispara hasta 561,4 millones de euros que fue el valor de la producción agraria en 2014, según datos de la Delegación Territorial de la Consejería de Agricultura, lo que le coloca como el principal referente de la comarca en el ámbito del que hablamos.

Por lo que al sector turístico respecta, cabe señalar que configura el otro gran pilar económico de la comarca. Las 12.539 plazas de alojamiento de esta zona, con datos del Instituto de Estadística de Andalucía (IEA) referidos al término de 2010, aparecen repartidas de manera muy dispar por sus 17 municipios, liderados por el de Almuñécar que es el referente en el sector pues no en vano aglutina la mitad de todas ellas. El turismo de sol y playa es el mayoritario. Almuñécar, Motril y Salobreña son sus referentes, con casi un 90% de este segmento. La parte occidental de la comarca es, por tanto, la que impulsa este sector y también la que congrega el mayor volumen de vivienda de segunda residencia de miles de granadinos y foráneos. 

Por contra, la zona oriental de la comarca, con municipios como los de Gualchos-Castell de Ferro, Albuñol, Sorvilán o Rubite, carecen aún de una infraestructura turística que pueda competir con los antes citados. La reciente apertura del último tramo de la A-7 puede cambiar esta situación, pero será a largo plazo pues la industria turística compite aquí con la agricultura bajo plástico que deja mucho mayor rendiemiento económico a estos municipios que el turismo de sol y playa. 

       Una tercera zona de la comarca en la materia que nos ocupa, la constituyen los municipios del interior de la misma, donde el sector turístico solo tiene presencia residual. Se trata de poblaciones como Otívar, Ítrabo, Molvízar o Los Guájares. Todos cuentan con potentes recursos naturales, algunos de los cuales se empiezan a explotar de forma muy incipiente.  

Por lo que respecta al movimiento económico que representa la actividad turística que genera la Costa Tropical, no hay estadística alguna que revele este indicador. No obstante lo anterior, algunas fuentes consultadas del propio sector aseguran que al menos una sexta parte de la facturación provincial provendría de la industria turística costera considerada en todo su conjunto, incluida la actividad de segunda residencia y la de tipo comercial. Si tomamos en consideración que el Instituto Nacional de Estadística (INE) cifró en 2.500 millones de euros los que el sector ingresó en 2015 -el 14% del Producto Interior Bruto de la provincia- no iríamos muy descaminados si estamos en unos 400 los que hubiese movido en esta comarca. Una cifra a todas luces importante pero que queda muy lejos de la que genera la principal actividad económica y que no es otra que deriva del sector primario. 

Baste señalar otros datos igualmente significativos. Durante el pasado año, un total de 311.154 viajeros recalaron en los hoteles de la comarca. El número de pernoctaciones alcanzó 1.169.400, casi el 21% del total provincial, con lo que la facturación hotelera en exclusiva rozó los 70 millones de euros. 

Compartir es demostrar interés!