Hablando de tu "futuro"

El Economista tiene un carácter multidisciplinar, tocando aspectos muy diferentes de nuestra sociedad (asesoría fiscal, contabilidad, auditoría de cuentas, marketing, asesoramiento financiero, docencia, investigación y producción científica, administracion concursal, peritos judiciales,… )

El área laboral es uno de los ámbitos importantes de nuestra profesión, visto tanto desde un punto de vista macroeconómico, como microeconómico, respecto a la organización y administración de las empresas, y su trascendencia en nuestro quehacer a la hora de mejorar la cuenta de resultados de las empresas.

El pasado 10 de marzo asistí al Primer Encuentro sobre Economía Laboral, organizado por el Consejo General de Economistas y concretamente por el Registro especializado de Economistas Asesores Laborales (EAL-CGE), del cual soy Vocal.

Se abordaron tres grandes temas, íntimamente ligados: el empleo, las cotizaciones sociales y el futuro de las pensiones.

Los Economistas señalamos que el reto más urgente para la economía española es reducir la tasa de paro y su volatilidad, creando empleo de calidad, estable y productivo. 

Nuestra tasa estructural de desempleo (14-18%) triplica la de EE.UU. y la media de los UE8 (Suecia, Reino Unido, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Holanda, Austria y Bélgica). Unido a un desempleo cíclico con oscilaciones muy amplias (hasta +- 8 %) sobre una tasa de desempleo estructural, nos lleva a movernos desde un 10% de desempleo en el momento alto del ciclo económico (2006-2007) hasta un 26% en los momentos más duros de la crisis (2013).

El funcionamiento del mercado de trabajo de España ha sido una auténtica anomalía entre las economías avanzadas. El 80 % de los países del mundo tienen unas condiciones productivas peores que la economía española y, sin embargo, casi todos ellos tienen tasas de desempleos menores, entre el 5% y el 10 %.

A igualdad de caída del PIB, España destruye aproximadamente entre 2 y 2,5 veces más empleos que EE.UU. o la UE8.

Según las estimaciones de D. Rafael Domenech, Economista jefe del Servicio de Estudios del BBVA y Catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Valencia, si España hubiera gozado de flexibilidad salarial al principio de la crisis se habría evitado la destrucción de dos millones de empleos.

El desempleo es como un termómetro que refleja las limitaciones y deficiencias del sistema productivo, del educativo y el funcionamiento de las instituciones económicas. La regulación laboral es un factor fundamental por sus efectos directos sobre el mercado de trabajo, pero no es el único.

Se precisan iniciativas dirigidas a incrementar el número de cotizantes, generando empleo, reduciendo la economía sumergida, favorecer la incorporación de los jóvenes al mundo laboral, mejorar las políticas activas de empleo y no las pasivas limitadas a otorgar subsidios.

El desempleado no quiere un subsidio, quiere un empleo.

Si el desempleo en España es escandaloso, el desempleo juvenil (menores de 25 años) es doblemente escandaloso (duplicando la tasa de desempleo agregada y llegando a superar el 57% en el año 2013). Hay que redoblar esfuerzos respecto al desempleo juvenil, puesto que supone un doble problema, su retraso como cotizantes en el sistema y, por otra parte, el recorte de los años de cotización.

Tenemos serios problemas con la tasa de natalidad de los últimos años, que en algunas zonas del país –como en Galicia– tiene crecimientos negativos, es decir, que la natalidad está por debajo de la mortalidad. Con lo cual, si tenemos en cuenta la explosión demográfica de los años 70, nos vamos a encontrar en un plazo de 15 años con un escenario con una alta población de beneficiarios de prestaciones sociales y muy pocos cotizantes. Si a esto le añadimos el aumento de la esperanza de vida de la población española, se puede prever un importante quebranto en el sistema, de tal forma que si hasta hace muy poco habían tres trabajadores cotizando por cada pensionista, en la actualidad, nos encontramos en casi la mitad, es decir, hay menos de dos trabajadores cotizando por cada pensionista.

El sistema de pensiones registra un déficit de unos 12.000 millones de euros (equivalente a dos pagas) y las expectativas no son muy halagüeñas, por lo que habrá que buscar ingresos adicionales para el sistema o financiarlo mediante impuestos específicos. 

Estos datos muestran que tenemos que reflexionar seriamente sobre nuestro futuro, puesto que la otra cara de la moneda del empleo son las cotizaciones sociales y las pensiones.

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