La corrupción ‘nóos’ invade

Iba un grupo de parados (de los que desgraciadamente tantos tenemos por nuestras tierras) paseando por algunos de los parajes desérticos de los que abundan por el Norte de nuestra provincia (Benamaurel, Gorafe, etc) y se encontraron un genio dispuesto a concederles un único deseo. Estos, anhelando encontrar un trabajo, expresaron su pretensión: “ganarnos el dinero” y el genio perverso hizo ricos a Iñaki Urdangarín y su ahora ex socio, Diego Torres. 

Esto, que es un mal chiste, tiene su moraleja: hay trileros que utilizando la necesidad de la gente hacen pingües negocios sin que sea fácil cazar a los que están detrás de estas fechorías. Hay varias razones por las que es difícil ajusticiar a este tipo de delincuentes. En primer lugar, para ellos vale todo pero contra ellos no vale todo ya que los pueden castigar la justicia o las urnas; la primera no tiene medios y para la segunda, ellos tienen medios. En segundo lugar, son hábiles: al mismo tiempo que están pensando en llenarse los bolsillos están pensando en la escapatoria; por ejemplo, si llamara el juez al “genio” éste diría que entendió que los que pedían los parados era “Ganar NOS el dinero” y eso hizo. Si le preguntan al presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, por los tristemente célebres EREs este dirá que la Junta de Andalucía lo denunció (no dicen que antes lo había hecho un periódico y que una juez se hizo eco). 

Si le preguntan al PP o a sus máximos dirigentes por la presunta trama de financiación ilegal dirán que su formación política ya lo ha denunciado (no dicen que antes lo había hecho un periódico y que un juez se hizo eco). 

No sé qué razón les mueve, pero los medios de comunicación se han erigido en el azote de la corrupción política y es asombroso como huyen de ellos, no sólo los corruptos, sino los propios partidos políticos (a no ser que estemos hablando de lo mismo). No hay más que ver que el Partido Popular no permitió a los periodistas acceder al salón donde celebró su última comisión ejecutiva. No quisiera pensar que tenía más fácil la entrada Bárcenas que un periodista.

Estamos en un tiempo en el que está aflorando (no es lo mismo que naciendo) la corrupción desde las más altas esferas; probablemente quede en nada o en poco, pero al menos, nos hemos enterado. No necesitamos que un juez diga que los EREs era una trama conocida y consentida en los más altos niveles de la Junta de Andalucía. No necesitamos que un juez diga que todo lo que rodea a la trama Gurtel o los papeles de Bárcenas esconden un proceso de financiación ilegal y de enriquecimiento delictivo conocido y consentido (siendo bien pensado) por la estructura directiva del PP. 

Si al final los jueces no son capaces de encontrar todas las pruebas incriminatorias que exige una justicia garante como la nuestra, eso no nos inhabilitará a los ciudadanos para que llegado el momento digamos en las urnas que determinadas personas,  simplemente, no merecen nuestra confianza.

 

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