125 años reivindicando el tren en la Costa

Granada Económica • Editorial – Opinión

ÁNGEL Ortega Fernández

Nuevamente el tren por el litoral granadino en el debate político. Tema recurrente cada vez que se acercan las elecciones, al que suele seguir un rosario de promesas sistemáticamente incumplidas. En esta ocasión, la cuestión ha venido marcada por la agenda europea.

 

En los próximos meses la Comisión Europea y el Parlamento decidirán sobre las prioridades y trazados ferroviarios que se van a promover y subvencionar con un horizonte temporal definido: 2020. Y uno de los ejes de mayor potencial es la Red Central Transeuropea, que debería comunicar Algeciras con Francia y los puertos del norte de Europa, en el que se insertaría el Corredor Mediterráneo español, y cuyo trazado definitivo aún no ha sido aprobado. 

Las opciones son varias, aunque para los intereses granadinos hay consenso en el eje defendido por el lobby Ferrmed, que comunicaría las provincias catalanas y levantinas con Murcia, Almería, Granada y Málaga, y configuraría una plataforma logística de gran magnitud, ya que uniría entre sí los puertos del Arco Mediterráneo. Caso de priorizarse, dotaría al litoral granadino de una infraestructura de comunicación fundamental en la concreción de un nuevo escenario socioeconómico a medio plazo. Otras opciones planteadas desde Fomento, pivotadas en torno a Madrid, ahondaría en la concepción centralista del tráfico ferroviario, desperdiciando una posibilidad histórica para impulsar el dinamismo económico de la franja litoral mediterránea.

Otra vez la conexión ferroviaria hasta Motril rodeada de incertidumbres. Una aspiración del tren en la costa que es un viejo sueño de la sociedad granadina. Estos días se cumplen 125 años de aquella primera reclamación, formulada por la Cámara de Comercio en 1886, de unir por tren la capital y el puerto motrileño. Un anhelo que se concretó con ‘el cable’ o funicular aéreo, que funcionó entre 1926 y 1948. El fuerte dinamismo económico de la Costa justificó el sistema de vagonetas para transportar caña, harina, nitrato de Chile o minerales. Hoy las necesidades son otras, pero el dinamismo de la economía comarcal y sus potencialidades, tanto en el pujante sector turístico, como la competitiva agricultura de subtropicales o bajo plástico, justifican la iniciativa, que redundaría en un revulsivo económico de futuro. Aparte de la propia inversión presupuestaria, crearía un eje de comunicación con los principales mercados centroeuropeos. Con la doble variante del transporte de personas y mercancías, consolidando el sur andaluz como puerta entre África y Europa.

Históricamente, Granada suele llegar tarde al desarrollo de las infraestructuras. No hay más que constatar la ralentización inexcusable en la conclusión de las autovías en el litoral. Un retraso que le hace partir en desventaja con otros mercados competitivos. Un motivo más para pedir el consenso de todos para no perder este tren del desarrollo. Un consenso que debe materializarse apuntalando, sin fisuras ni debates estériles, la ‘Declaración de Almería’.

 

*Ángel Ortega Fernández

Historiador

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