Recuperemos la Cultura del esfuerzo

Opinión – Granada Económica

Valeriano DÍAZ REVILLA

En mi experiencia como directivo no había atravesado un periodo de crisis global tan intenso como el actual.

En todas las etapas de la vida aprendes, pero he de reconocer que nunca aprendí tanto como ahora y, sobre todo, he aprendido a valorar la educación recibida de mis padres y la filosofía y los valores que aprendí desde muy joven en mi empresa.

Gracias a ello me ha costado menos adaptarme a estos tiempos que corren, fundamentalmente porque en mí organización, ALSA, siempre hemos tenido los valores del esfuerzo, el trabajo y el compromiso entre los más importantes.

En ALSA tenemos los valores de una empresa familiar dentro ahora de un gran operador internacional, pero sin perder en esencia esos valores familiares.

Aunque el modelo económico cambie, lo que creo que no vendría mal cambiar en nuestra sociedad es la mentalidad en algunos aspectos.

Es difícil hablar de que hay que cambiar y tampoco es un problema de modelo, sino de cuestiones culturales, de valores, de mentalidades, de estrategias a largo plazo, de búsqueda de oportunidades, de desarrollar más nuestras habilidades tradicionales y de hacer cada vez mejor lo que sabemos hacer.

El cambio de mentalidad nos puede hacer regresar un poco a la realidad o al pasado cercano. Es más, es tiempo de poner los pies en la tierra.

Hasta hace no mucho la mayoría de aspirantes a un puesto de trabajo preguntaba lo primero por el horario, el sueldo y las vacaciones.

No digo que no se tenga que hablar de eso, digo que con cierta frecuencia era lo primero que se estaba exigiendo.

Perdone, pero… ¿Qué me aportará Vd.? ¿Qué valor aportará a su puesto de trabajo?  ¿Qué experiencia tiene y qué está dispuesto a sacrificar por su trabajo?

Ahora, de nuevo comienzan a querer entrar en la empresa estudiantes o jóvenes con deseos de aprender, formarse…  que se les dé la oportunidad de demostrar de lo que son capaces.

En la etapa de las conciliaciones exageradas se ha perdido en ocasiones un conjunto de valores que son fundamentales para el desarrollo de las personas y de las empresas y que dan lugar a un gran capital humano que bien cimentado es el capital más seguro para la empresa y su futuro.

Estoy hablando del esfuerzo como reconocimiento del talento, la responsabilidad y las motivaciones de las cosas bien hechas.

En pocas palabras: la satisfacción personal por un trabajo bien hecho.

Por eso creo que no es tanto una cuestión de cambio del modelo económico como de impulso a la vocación empresarial para que la juventud desde la escuela y la universidad se eduque en la cultura del esfuerzo.

Es decir, enseñar que nada es fácil ni nunca lo ha sido. Que nadie te va ha regalar nada ni te resolverá tus problemas.

Casi todo se consigue con trabajo, constancia y esfuerzo, y esa fórmula vale para los buenos y para los malos momentos. 

 

* Valeriano Díaz Revilla

 Director de Zona Arco Mediterráneo ALSA

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