I+D ¿Gasto o Inversión?

OPINIÓN

JAVIER Velasco Álvarez

En España no tenemos una cultura empresarial innovadora. Según datos de la Unión Europea publicados en 2009 entre las 1000 empresas europeas que más invierten en I+D sólo hay 21 empresas españolas y sólo una de ellas (Telefónica) está entre las 100 primeras.  

En los Presupuestos del Estado para el año 2011, recientemente presentados en el Congreso de los Diputados, se mantiene, al parecer, la inversión pública en I+D. No entraré a discutir si la inversión sube o baja un punto. En mi opinión, siendo este punto importante, no es el  MÁS importante. En un momento de contención general del gasto, público y privado, es comprensible que todos tengamos que apretarnos el cinturón en mayor o menor medida.  

En una situación de limitación de recursos como la que tenemos actualmente, la clave es gestionar correctamente y gastar/invertir en lo más necesario y productivo. Parece que existe un consenso general en que la I+D es necesaria, pero ¿para qué?. Es frecuente oír a políticos hablar de la investigación como si fuera un fin en sí mismo. Pues no: la I+D es una herramienta que debe estar orientada hacia la generación de mejores productos y servicios y a mejorar la calidad de vida de la sociedad que la financia. En caso contrario la investigación se convierte en ‘juegos florales’ de laboratorio para alimentar el ego de los investigadores. Cuando el dinero escasea se debe limitar la financiación a proyectos de auténtica excelencia y competitivos a nivel internacional. Por desgracia éstos no son tantos como a veces se hace creer.  

Por otro lado, se debe podar la administración de las decenas de organismos de transferencia de tecnología que en ocasiones compiten entre ellos para autojustificarse y dedicar esos recursos a estructuras más ágiles capaces de conocer las necesidades tecnológicas de las empresas, evaluar profesionalmente los proyectos, gestionar el conocimiento y valorizarlo adecuadamente.      

El desarrollo económico y la competitividad lo generan las empresas. Si se quiere realmente cambiar el modelo económico hacia uno basado en la innovación, las administraciones públicas deben crear un entorno estable para que las grandes empresas inviertan más en innovación. Estas empresas tienen la capacidad económica, acceso al mercado y estabilidad para actuar como tractores de grandes proyectos de I+D. Para fomentarlo es necesario mantener las desgravaciones fiscales a la innovación e incentivar la contratación de tecnólogos. 

Nuestro país, nuestras empresas y cada uno de nosotros tenemos que decidir cómo vamos a competir en un mercado global durante los próximos años. Parece claro que nuestras ventajas competitivas presentes y futuras no son ni serán el coste de producción o la desregulación de los mercados. Parece claro también que en unos mercados tan cambiantes como los actuales no existen realmente ventajas competitivas que se puedan mantener durante mucho tiempo y que la única ventaja competitiva de largo recorrido es la innovación. El siguiente paso, y no menos importante, es mantener esa estrategia en el tiempo porque los resultados no llegarán a corto plazo.  

 

* Dr. Javier Velasco Álvarez           

Director General

NEURON BPh

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